LA SECRETARÍA DE BIENESTAR ES EL CORAZÓN DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
A nuestros adversarios no les agrada que se les recuerde que, cuando ellos gobernaron, la pobreza creció sin freno. Mucho menos que se subraye un dato irrefutable: entre 2018 y 2024, 13.4 millones de personas salieron de la pobreza gracias a la política social y al incremento histórico del salario mínimo.
Esa reducción no fue casualidad; fue el resultado de decisiones valientes que desmontaron mitos neoliberales y pusieron al centro a quienes menos tienen.
La Cuarta Transformación cambió el paradigma: ya no se administra la miseria, se combate.
Los programas sociales se consolidaron como política de Estado con reglas claras, padrones auditables y entrega directa. Hoy redistribuyen ingresos, fortalecen capacidades, dinamizan economías locales y se han convertido en motores de movilidad social y de la economía nacional.
Quienes votaron en contra de elevar los programas sociales a rango constitucional ahora insisten en que “no son sostenibles”. Pero los hechos desmienten sus temores. En 2024, Bienestar ejerció 534 mil millones de pesos en programas que beneficiaron a más de 14 millones de personas. Y para 2026, el Presupuesto de Egresos prevé una inversión social histórica de 987 mil millones de pesos, que alcanzará a más del 80% de las familias mexicanas. Los programas sociales son sólidos, viables y sostenibles.
También es importante destacar que una parte fundamental de estos esfuerzos está dirigida a las mujeres mexicanas. No es casualidad: por primera vez México tiene a una mujer en la Presidencia y a mujeres encabezando áreas estratégicas del gobierno.
En la Cuarta Transformación, las mujeres no son cuota ni adorno: son liderazgos eficaces, probados y comprometidos con el bienestar del pueblo. La secretaria Ariadna Montiel es ejemplo de ello.
El Banco del Bienestar, con más de 3 mil sucursales en todo el país, y el Padrón Único de Beneficiarios garantizan transparencia, acceso directo y fin a las cadenas de intermediarios que en el pasado servían para lucrar con la necesidad de la gente. Esa estructura territorial permite que la política social llegue donde antes solo llegaban el abandono y la desigualdad.
Quienes hoy descalifican estos avances saben bien que en su momento los gobiernos neoliberales fueron fábricas de pobreza. Les preocupa que el pueblo no olvide los años de salarios de miseria y promesas incumplidas.
Por eso, en nombre de millones de mexicanas y mexicanos que hoy comen mejor, estudian mejor, producen más y viven con mayor dignidad, reconocemos el trabajo de la Secretaría de Bienestar en el marco de la comparecencia de su titular, Ariadna Montiel Reyes.
Y planteamos una pregunta clave: ¿cuáles son los próximos retos del Segundo Piso de la Transformación para seguir avanzando en igualdad, justicia social y acompañar el inicio de la Pensión Mujeres Bienestar?
Hoy los derechos sociales ya son una realidad cotidiana. Las políticas del bienestar dejan atrás para siempre la visión sexenal y construyen una base duradera para el desarrollo con justicia.
En tiempos donde la mentira, la provocación y la violencia buscan adueñarse de las plazas públicas, es fundamental recordar que México enfrenta dos caminos: el retorno al pasado de privilegios y corrupción, o la ruta que ha probado —con hechos— que el progreso solo tiene sentido si es con justicia.
Nuestra guía es clara: la felicidad del pueblo. Esa es y seguirá siendo la brújula de la Cuarta Transformación.